miércoles, 18 de julio de 2012

Pobre Patria / Povera Patria


Intentaba recordar cuándo vi la cara de Franco Battiato por primera vez. Seguro que fue a principios de los 80 en alguna actuación en Televisión Española. La misma en la que había programas tan alucinantes como “La Edad De Oro” o “La Bola De Cristal”. La misma en la que ahora despiden a gente por estar en el bando que no controla el poder. El artista siciliano tiene un rostro peculiar con esa nariz inmensa y esas gafas enormes. Más peculiares eran las letras de sus canciones. No había ningún artista sonando en las emisoras comerciales que dijera cosas semejantes a, “Busco un centro de gravedad permanente que no varíe lo que pienso de las cosas y de la gente” o “Por la tarde retorno con desgana y aburrimiento. No sirven excitantes ni ideologías. Se quiere otra vida”. Aquellos textos se soportaban sobre unas musiquillas comerciales demasiado “vulgares” para la élite, con conceptos demasiado avanzados para la gente, que los ridiculizaba. Para muchos de nosotros era Franco “Nappiato”, por lo de la nariz. Y la cosa no pasó de ahí. Bueno, con mi afán de explorador me compré su álbum “El Arca de Noé”. Después de escucharlo durante unos días, durmió en la estantería durante casi 10 años y me olvidé de Battiato.
En la búsqueda de inspiración para un trabajo, volví a escuchar aquellas canciones en italiano. Entonces me entraron ganas de conocer más sobre las creaciones que había realizado el dueño de aquella nariz de la que nos partíamos de risa en los 80. Descubrí todo un mundo de estilos desde la experimentación electrónica, pasando por sólidos discos pop y óperas. Sí, óperas en toda regla. Con orquestas, sopranos, barítonos y tenores. Encontré un artista que se inspiraba en Gurdjieff y en las antiguas filosofías de Oriente Medio y del Extremo Oriente para hacer sus canciones. Un tipo que con 67 años sigue dando alas a su espíritu creativo, el año pasado editó otra ópera. Además de un hombre comprometido, que le importa un huevo poner a parir al gobierno italiano en el single de su último disco de canciones, Inneres Auge (el ojo interior). Un ser que no necesitaría bajar en zapatillas a la puerta de su lujosa urbanización (si la tuviera) para hacerse fotos con los mineros que pasan y cantarles un par de cancioncillas para promocionar su decrépita carrera o tocarles la gaita (el instrumento) para salir en los periódicos porque con la gaita ya no hay nadie que le escuche. Este no es el caso de Franco Battiato y sí de los artistas del mainstream español, que siempre han estado al sol que más calienta.
Estar atado a una enfermedad supone batallar en dos frentes: el sanitario y el cotidiano. No podemos olvidarnos de lo que pasa a nuestro alrededor. Y no nos podemos cerrar como una ostra invocando a que soy el centro del mundo. La vida sigue a nuestro alrededor y, no ocurre lo que comentaba el otro día: cuando estás en urgencias el mundo se para. El mundo no se para y lo que está pasando estos días puede tener influencia en muchos de los factores que tocan a tu tratamiento y a tu vida personal y profesional. Porque pasan un montón de cosas que van a condicionar tu vida desde el momento en el que un médico, dentro de unos meses, te eche un sello en el pasaporte de tu vida que ponga: ALTA.
El pasado miércoles entramos en el hospital por la mañana a por la tercera parte del primer ciclo de quimioterapia, justo cuando el presidente del gobierno español comenzaba a hablar. A la salida del hospital cuando ya la tarde se entrega a la noche, en la radio del coche sonaban las noticias que contaban la medidas correctivas contra los que hemos causado la crisis. Los culpables de todo somos los parados, los funcionarios, los pensionistas, los autónomos, los enfermos y los estudiantes. Los políticos que prometen lo que luego no cumplen, no tienen ninguna responsabilidad. Los bancos parece que son las verdaderas víctimas y por eso hay que ayudarles. Y los demás: “que se jodan”. Como dicen en el Parlamento Español en un espectáculo lamentable e indignante a la que nos tienen acostumbrados esta casta infame de políticos.
En ese espacio de tiempo a Mayte le habían quitado una paga extra y probablemente le han reducido los permisos para acompañarme a las terapias. Pienso que a quienes me atienden en el hospital también les han robado un dinero. A mi madre que vive de su pensión, también le roban. A mí que soy autónomo, y al que en esas noches de insomnio que me regala la quimioterapia la cama se le llena de fantasmas, también me roban. 


Sí, pero el futuro de todos los políticos
Esos fantasmas tiene que ver con mi salida del mercado profesional. ¿Podré volver a abrir mi negocio cuando esta locura se acabe? ¿Volveré a tener clientes? ¿Por qué me ha engañado mi seguro? ¿Ya no le salgo rentable? Hay que manejar esto, si no te vas al pozo. Mi amigo Rafa me suele decir que, “Cuando las cosas pintan negras, sólo pueden mejorar”. La vida continúa y tú tienes que estar en esa vida. No puedes abatirte. Porque si luchas para dominar la enfermedad también tienes que luchar por lo que todavía tienes que es la dignidad y el respeto a ti mismo. Estos días están siendo muy duros por los efectos secundarios de tratamiento. Pero a mi cuerpo sólo le duelen las sombras del fuego en Valencia y los pies de los mineros.
Al compartir la vida con Mayte también compartimos a Franco Batiatto. Le hemos ido a ver tres veces en los últimos 5 años. La primera vez, fuimos a verle a Roma. Estuvimos en aquella Notte Bianca de septiembre de 2007 en la Plaza del Campidoglio. No cabía un alma en el espacio que hay entre los Museos Capitolinos y el Ayuntamiento. La gente cantaba todas las canciones incluso las nuevas. Te das cuenta de que Battiato es algo más que un cantante pop entrado en años. Todo el mundo enloquecía con sus grandes éxitos, pero hubo una canción en la que la gente también explotó con las primeras notas de piano, haciéndose el silencio cuando comenzaba la voz. Luego el murmullo iba creciendo hasta que la gente tomó el mando de la canción como si fuera un himno. Como si Italia se la estuviera jugando en la olimpiada cotidiana. La canción es Povera Patria. El tema abre el disco "Como un camello en un canalón" de 1991.

Battiato Plaza del Campidoglio, Roma 07.09.2007
El mensaje de Pobre Patria es un estado de ánimo que invade en estos momentos Europa. Nos han tomado tanto el pelo que todo está a punto de saltar por los aires. Ya no les creemos. Necesitamos hacer algo para que esas sombras oscuras se cambien por luces brillantes. Y, aunque tengamos una enfermedad, tenemos que seguir comprometidos con el mundo en el que vivimos haciéndolo mejor cada día, porque la vida pasa sin avisar. Sin que nos demos cuenta, la pesadilla se habrá acabado y todo cambiará; a mejor. Todo cambiará a mejor. Ya lo verás.
INNERES AUGE
Por el afilado punto de vista sobre los causantes de la crisis, gracias a Paco Álvarez de “La bolsa o la Vida” http://noledigasamimadrequetrabajoenbolsa.blogspot.com.es/

Povera Patria versión en italiano

Pobre Patria versión en castellano


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