miércoles, 15 de agosto de 2012

Todavía / Still



Ya no recuerdo cuándo escuché a Bill Laswell por primera vez. En aquella época estaba enganchado a un programa que ponía Radio 3 los domingos por la tarde. “Rock, cómic y otros rollos” (1982) de Elias García y José Antonio Maíllo, era una emisión en la que seleccionaban un montón de tebeos, ponían mucho a The Cure y hablaban de las tendencias que estaban en la onda en las grandes capitales del mundo. Siempre esperaba la intervención de Montxo Algora desde New York. Me moría de envidia al escuchar aquella información sobre exposiciones, conciertos y fiestones en el “Downtown”.

Era la vanguardia de principios de los 80: Laurie Anderson, Talking Heads y extraños grupos con extraños nombres. Todo era muy excitante, y contrastaba con el gris panorama de mi ciudad por aquel entonces. Tal vez fue en algún disco de Brian Eno donde descubrí a Laswell. Sí, probablemente en el “My life in the bush of Ghosts” que publicó el artista inglés junto a David Byrne. El vinilo todavía está en casa de mi madre acumulando años. Es otro de tantos discos que he doblado con un cd.

Charged es un disco impresionante
Cuando me engancho con un músico, siempre quiero escuchar todo lo que ha hecho. Así que, al cabo de los años me he encontrado con casi 2 metros de estantería llena de producciones, discos como líder, colaboraciones y dvds de este bajista estadounidense que un día emigró a Nueva York para consagrarse como uno de los productores musicales de más amplia carrera. Ha influido en las vidas artísticas de mucha gente y de estilos dispares. Puedo considerarle una de las influencias más potentes que he recibido en el mundo de la música. Nada se le ha escapado, el rock, el jazz, el hip hop, la música étnica, el reggae-dub y el ambient. Ha fusionado estos estilos, mezclándolos unos con otros para seguir explorando en la creación sonora. Sus referencias más conocidas son los trabajos con Mick Jagger, Bob Marley, Santana, Herbie Hancock y Miles Davis. Sus grupos se cuentan por decenas: Material, Last Exit, Tabla Beat Science, Painkiller

Hallucination Engine. Si hay que tener un disco de Laswell es éste

En estos momentos de reflexión constante, he hecho un corte en la temática del blog para no hablar del MONO, ni de los efectos secundarios del segundo ciclo de quimioterapia, ni de las desganas que me están dando en esta segunda semana tras la medicación. Voy a hablar de algo que ha sido fundamental a lo largo de toda mi vida y que, gracias a haber aprendido a usarlo, puedo llevar una vida mejor.

A final de los 70, trabajaba en una oficina. Un día, unos compañeros hablaban de apuntarse a un curso de relajación que daba un médico de Madrid. Yo siempre daba una imagen de tener una flema británica, pero por dentro me carcomían los nervios. Debido a este factor, también me apunté al curso. En casa había unos libros de yoga de mi padre en los que se que se hablaba de calma, de quietud y de tranquilidad. Pero no era lo mismo, aquellas posturas imposibles me ponían todavía más nervioso. Sin alguien que te guíe, el fracaso es total en estas técnicas a las que no estamos acostumbrados. Por lo que, me pareció muy interesante que las sesiones de relajación fueran tuteladas por un experto.

El curso era sobre relajación dinámica. Parecía un contrasentido, siempre había pensado la relajación como acto pasivo, pero no era así. El contenido del seminario estaba rodeado de casos médicos que habían mejorado gracias a estas técnicas de relajación que se habían aplicado en pacientes con enfermedades de cualquier tipo. También el Doctor Espinosa, así se llamaba la persona que dirigía aquellas jornadas, había tratado a los políticos más famosos de la época. Nos convenció de que una sonrisa desarma a cualquier contrincante iracundo y nos enseñó una técnica sencilla para relajarnos y aumentar la concentración.

Sólo voy a hablar de los ejercicios del primero de los tres seminarios. Voy a pasar por alto los mensajes de motivación y los beneficios médicos. Asistí a los dos primeros. Relajación de pie y concentración, como iniciación. Semanas más tarde, el de relajación sentado. Hubo un tercero sobre relajación en movimiento al que sí se apuntaron mis compañeros y ya he olvidado la razón por la que no fui. 

Aquí aprendí algo fundamental para poder llevar una vida compensada. Aprendí a respirar. En las clases de educación física desde parvulitos hasta sexto de bachillerato, nos enseñaron a respirar de una manera que aprovechaba muy poco la capacidad de los pulmones. En el curso nos enseñaron a mantener la respiración abdominal. Una técnica que consiste en hacer que el diafragma baje con cada inspiración y que el abdomen se hinche. Así conseguimos que entre más aire en los pulmones y que relajemos nuestro cuerpo.

Espiración e inspiración abdominal

En cada clase, dedicábamos la última parte a relajarnos. Siempre guiados por la voz del médico, nos colocábamos de pie delante de la silla y comenzábamos las tandas de respiraciones abdominales fuertes. Hacíamos unas diez. Esto soltaba el cuerpo y liberaba las tensiones. Después seguíamos con una respiración abdominal normal, mientras Espinosa nos motivaba con sus palabras antes de hacer los ejercicios que conformaban estas técnicas de relajación dinámica. Antes de cada uno de estos ejercicios volvíamos a las respiraciones fuertes. El primer ejercicio consistía en rotar la cabeza alrededor del cuello en ambos sentidos, un masaje cervical muy agradable. El segundo ejercicio consistía en realizar una inspiración abdominal muy fuerte, retener el aire y mover de forma compulsiva los hombros de arriba a abajo unas cuantas veces. Luego espirar violentamente. Este ejercicio se hacía tres veces. El tercer ejercicio consistía en volver a inspirar fuertemente, retenemos el aire y levantábamos los brazos imaginando que soportábamos un gran peso. Así estábamos unos quince segundos. Después bajábamos los brazos violentamente a la vez que espirábamos con la misma fuerza que en el ejercicio anterior. También se repetía tres veces. Tras estas tensiones violentas volvíamos a la respiración abdominal normal y sentíamos que la relajación se hacía más profunda. Tomábamos consciencia de cada una de las partes de nuestro cuerpo para aflojarlas y mantenerlas en el estado de relajación. Entre cada ejercicio había unos tres minutos de espacio para la recuperación, tomar consciencia de las partes del cuerpo que debían aflojar tensiones y volver a escuchar más frases de motivación.

Al final del tercer ejercicio nos sentábamos para realizar unos minutos de meditación. La primera parte consistía en fijar un objeto en la mente. Este ejercicio servía para activar nuestros procesos de concentración. Visualizando todos los detalles del objeto podías ir entrenando la atención. Por último, disponíamos de unos minutos para disfrutar de nuestro estado de tranquilidad, a sentir la sensación intensa de calma y sosiego. Al final volvíamos a las tandas de respiraciones abdominales fuertes para salir de este estado de relajación para volver a la vigilia. Todo esto en veintitrés minutos.


Una flor sirve para el ejercicio de fijar un objeto en la mente

Los objetivos de este curso eran, además de controlar el estrés, lograr una actitud positiva ante la vida, fomentar la seguridad en uno mismo y reforzar la autoestima, conseguir serenidad, ser más creativos, ser más sociables, ser conscientes de nuestro cuerpo y ser más resistente a enfermedades psicosomáticas.




Libera tu mente
El quinto y último día, nos llevamos una cassette con las guías del médico para poder hacer la relajación dinámica por nuestra cuenta. Esta cassette me acompañó durante muchas horas en los años siguientes. Me convirtió en una persona con autocontrol, más equilibrada y con una cierta paz interior. Hasta que llegó un día que comencé a hacer relajación en cualquier parte. Realizaba respiraciones abdominales profundas en la cola del banco, mientras esperaba al autobús o cuando estaba parado en cualquier parte. En la calle o en los camerinos antes de empezar a tocar un concierto, no podía ponerme a realizar aquellos ejercicios de la relajación dinámica que parecían espasmos. Por lo que empecé a adaptar ese repertorio de ejercicios a la vida cotidiana.

Me quedé con la respiración abdominal, técnica que me parece fundamental para cualquier estado de relajación. Ésta funciona en cualquier situación. Respiras profundamente unas cuantas veces y consigues un estado de calma notable. Prefería salir a la calle relajado que andar relajándome todo el rato cada vez que me detenía en algún sitio. Comencé a experimentar que tumbado la respiración era más efectiva, que se conseguía un estado de calma más profundo. Prefería el suelo a la cama para colocarme en una posición adecuada. La cama me generaba una sensación de sueño precoz que no necesitaba. Aunque al final, lo “peor” que te puede pasar en una relajación es que te quedes dormido y que Morfeo le gane la partida a tu autocontrol.


Cool Meditation

Tuve unos problemas en la espalda y conocí a una persona que me ayudó a resolverlos. Esta persona también me ayudó a completar mi nuevo modelo de relajación. Añadió el concepto de visualizar el agua y de la espiración suave. Además en ese tiempo incorporé algunas nuevas adiciones al estado de meditación. 

Agua clara y tranquila en el estanque del Guggenheim
Así que mi técnica, no garantizo que sirva a todos los ojos que están leyendo esto, se concreta en una manta o esterilla en el suelo sobre la que pongo mi cuerpo tumbado. Puedo hacerlo boca arriba o boca abajo. El único símbolo “esotérico” que utilizo es un “mudra” (posicionamiento místico de las manos) para unir suavemente las yemas de los dedos índice y pulgar de ambas manos, dejando el resto de los dedos sueltos. En la sabiduría hindú, esta postura hace que se cierre el circuito de energía que nos permite entrar en armonía. Para mí es una forma cómoda de posicionar las manos y de liberarlas de tensiones.




Una vez tumbado, comienzo con las respiraciones abdominales: inspirando fuerte, llenando bien de aire la caja, y espirando muy suave. Mientras, visualizo agua tranquila y transparente, con un fondo limpio. No hay límite de inspiraciones, simplemente cuando comienzo a sentirme a gusto, suelo hacer las respiraciones abdominales normales. En esta fase voy soltando las tensiones. Esta forma de respirar me va a mantener en un estado de sosiego que me va a permitir meditar. Hay días muy agitados en los que el agua no se visualiza bien. Es cuando comprendo que no voy a conseguir una buena meditación. Por lo que, simplemente me relajo y dejo que la mente viaje. Al final de cada estado de relajación vuelvo a las respiraciones abdominales fuertes, y muevo los dedos de las manos y de los pies para comenzar a activarme y pasar al estado de vigilia. A veces, me quedo tumbado con los ojos abiertos en ese estado tranquilo tan grato.

Si el agua se presenta así, mejor tómalo con calma
No soy una persona espiritual, tal como se conoce en occidente. Tampoco soy amigo de las religiones, por lo que estos estados de meditación son de lo más pragmáticos. La lógica me dice que somos seres llenos de energía y que nuestra energía está conectada con todo lo que existe. Y que esa energía se puede controlar y expandir con técnicas de relajación. Mi meditación consiste en una serie de visualizaciones de proyecciones futuras y la interacción con ellas. Ya no fijo objetos para fomentar mi estado de concentración o de atención. Visualizo situaciones que pueden desarrollarse en un futuro cercano para conseguir mayor seguridad, mayor aplomo y resolverlas con éxito. Generalmente son situaciones que podrían provocar estados de tensión, como cuando voy al hospital a hacer unas pruebas o a recibir alguna noticia sobre mi tratamiento. Con esta meditación no voy a alterar un resultado médico, por ejemplo, pero sí que voy a preparar mi mente para recibirlo. 



Pulsar para tener una mente abierta
A veces suelo utilizar música a la vez que hago relajación. No es necesario poner música de manera obligatoria, de hecho no la suelo poner. Suelo usarla cuando hay ruido ambiente, para que funcione como parachoques. La música no debe distraer y no vale cualquier cosa. Evidentemente no puedes poner el número 1 del Top of the Pops. Tampoco funciona bien la música suave con una melodía o voz. Siempre he buscado cosas adecuadas para que me ayuden con la meditación. Incluso llegué a componer tres temas de música para relajación. Los temas eran buenos, pero a mí no me servían porque estaba más pendiente de lo que había compuesto que de relajarme. Tampoco me gustan los discos new-age, son como un pastel empalagoso.

Segundo volumen de las series Divination
Hace unos años, Bill Laswell hizo una serie de discos diferentes llamados Divination y Asana. Discos llenos de espiritualidad oriental en forma de música abstracta. Daba la sensación de que la música circulaba por tu cerebro sin dejar el poso del recuerdo. Ideal para relajarte y meditar. Aquí encontré la fuente que necesitaba. Como coleccionaba discos de Laswell pedí uno de estos álbumes a un centro de yoga llamado Jivamukti con el que el músico ha colaborado frecuentemente. El disco era Divination Sacrifice. Me llegó por correo un día que estaba trabajando en un disco punk. Lo puse en un descanso de la grabación y todo el mundo se quedó callado. Cuando acabó el primer tema lo paré para seguir trabajando y se hizo el silencio. Nadie habló. La violencia del punk se apagó por unos minutos y la sesión siguió con mejores resultados. Desde ese día adopté el tema “Reflection” como base para mis relajaciones. Son dieciséis minutos, tiempo suficiente para conseguir una buena meditación. También vale cualquiera de los otros temas, como “Still” que dura quince minutos. Densas atmósferas junto al bajo de Laswell y el zither de Laraaji.

Hay otros discos muy buenos para conseguir estos mismos objetivos. El “At the end of time” de Robert Fripp es un buen ejemplo. Aunque no es un disco de relajación al uso, consigue el trance necesario para mantenerte en ese estado de ingravidez. 

Las tortillas de los viernes también relajan

A veces, el estado de meditación no se consigue desde el primer día. Hay que trabajarla diariamente, con la práctica de la relajación se consiguen resultados asombrosos, y siempre beneficiosos para nuestro cuerpo y nuestra mente. Consigues ser más positivo, estar más equilibrado, eliminar las tensiones, afrontar los problemas con mucho más poder para resolverlos. Los sanos pueden mantener al médico lejos, y a los que tenemos una enfermedad nos ayuda a aceptar nuestro estado y a potenciar los tratamientos. Si estamos equilibrados, las medicinas funcionan mejor. Ya no me importa si estoy tumbado, sentado, de pie o caminando. El hábito consigue que ya no cueste entrar en relajación. Hay que tener una disciplina y hay que conseguir esos momentos tranquilos, no importa la hora del día para poder pasar unos minutos con nosotros mismos, en los que el mundo que nos rodea se apaga por un momento para encender nuestra luz interior, y rodearnos de nosotros mismos.


NADA ES VERDAD, TODO ESTÁ PERMITIDO


Bill Laswell & Laraaji Divination - Sacrifice: Still

4 comentarios:

  1. Bravo, me ha gustado mucho, justo lo que yo busco, gracias Luis.

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    Respuestas
    1. Me alegro Alex, si necesitas más información cuenta conmigo.
      Salud

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  2. Sincero, sereno, pragmático. Los efectos benéficos de la meditación son asombrosos.
    ¡Feliz tortilla, a por ella!
    Un abrazo.

    Manoel

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  3. Nothing is true, everything is permited...Mi vecino está tocando el contrabajo y me estoy acordando de tí.
    Un abrazo
    Iván

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